Para Magdalena Ruíz Guiñazú “siempre fue difícil mantener la libertad de prensa, tenemos dificultad en aceptar la opinión disidente”.

La periodista fue entrevistada por Pablo Sirvén para Un Mundo Con Periodistas. Magdalena es una de las periodistas más influyentes de la argentina, según la encuesta realizada para la muestra De Walsh a Lanata, 40 años de periodismo argentino que se puede ver en Margen del Mundo (Ver video)

 

 

Magdalena no pudo evitar hablar de la disputa cultural entre el oficialismo y los medios opositores. Siempre ha sido difícil mantener la libertad de prensa en el país, tenemos dificultad en aceptar la opinión disidente del otro”, y agregó: “Hay una manera muy autoritaria de considerar la vida, la prensa y la república. El que no acata, el que no baja la frente entonces es un enemigo”, analizó la periodista en el programa en una nota que reproduce Perfil.com

Sin embargo, confesó, en referencia a una entrevista que le realizó a Kirchner en los primeros años de gobierno: “Me pareció muy interesante tener un mano a mano presidencial con alguien que sabía que yo no comulgaba con sus ideas”

El enfrentamiento entre Magdalena y el actual Gobierno no es nuevo. Sobre él, la periodista recordó el juicio político popular que le realizara, desde una escenario en la Plaza de Mayo, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, acusándola de haber sido vocera del ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz.

“No se lo voy a permitir de ninguna manera, le inicié una querella por injurias y por calumnias”, contó. “Creo que es una persona muy difícil de encasillar, es una persona con mucha violencia, el asesinato de sus hijos fueron circunstancias tremendas pero eso no justifica faltar a la verdad y ser violento. Esa mentira que me aplicó a mi te hace pensar que también la ha aplicado en otros campos”, continuó Ruiz Guiñazú.

Aún se mostró indignada con el discurso que dio el por entonces Presidente Néstor Kirchner en la Esma, a poco de asumir en 2003, en el que señaló que sus predecesores nada habían avanzado en el tema Derechos Humanos. “Eso es incalificable, falsear la verdad”, sentenció. “¿Por qué usó esos parámetros de que no se había hecho nada?”, se preguntó Magdalena quien en los 80, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, integró la Conadep (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas), que fue el inicio de los juicios y condenas a las Juntas Militares a mediados de esa década.

Sobre su participación en la Conadep, que presidió el escritor Ernesto Sábato,  Magdalena admitió que “no esperaba ser llamada para integrar el equipo de trabajo. Tampoco sabía que Alfonsín tenía el proyecto de la Comisión. Cuando José Ignacio López, el vocero presidencial, me preguntó si quería integrar la comisión me sentí muy honrada, con una enorme responsabilidad”, siguió Madgalena. “

Lo hemos hablado con algunos integrantes de la Comisión, incluso años después, que aquello fue como asomarse al infierno. Asomarse a las zonas más oscuras del alma humana es una experiencia muy fea, realmente muy fea porque uno nunca imagina que el ser humano puede tener abismos tan insondables, con una cobertura muy sonriente, reflexionó.

Pese a llevar décadas trabajando como periodista, Magdalena confesó algunas de sus entrevistas pendientes: Me gustaría entrevistarlo al Papa Francisco. Creo que está haciendo un papado muy impresionante, ha dado vuelta la Iglesia, la ha convertido en un símbolo de equidad, de justicia, de no permitir las mediocridades o los hechos aberrantes que han estado tapados tantos años, como por ejemplo la pederastía, el maltrato a los chicos.

Además la periodista recordó el momento de su infancia en que comenzó su interés por el periodismo: Cuando terminé el colegio surgió una revista de Acción Católica, por eso en casa me dejaban ir. Se llamaba Gente Joven”. “Me sirvió de che pibe, como cadete y así empecé, relató.

En Buenas Tardes, mucho gusto fue donde realmente empecé a trabajar más fuerte, continuó, a la vez que recordó a uno de sus principales referentes: Cacho Fontana es un señor que me enseñó a trabajar realmente, haber trabajado con Cacho fue fantástico.

Sobre los años posteriores no mantienen el mismo recuerdo. Trabajar en la dictadura fue muy duro, muy terrible y al mismo tiempo con la sensación de que era un deber de conciencia oponerse y denunciar”, resumió Ruiz Guiñazú.

Las mujeres periodistas hicimos algo que nuestros colegas no habían hecho, que era decirle en la cara, al Ministro del interior ( General AlbanoHarguindeguy) que no había libertad de prensa, que todo era controlado, que todo era bajo censura. Y él, que había pensado que íbamos a ser unas idiotas, que nos íbamos a contentar con unas masitas a la hora del té… Por supuesto la reunión terminó ríspidamente”, recordó la periodista.

También se refirió a su rol de madre: Yo creo que falté mucho de casa, los chicos son muy buenos y no me lo reprochan, pero estaba poco en casa”. La vida de una mujer profesional es así, complicada. Yo tímidamente les decía a mis hijos: “Cuando ustedes volvían del colegio yo estaba…”.

“Si”- respondían ellos- “hablando por teléfono”. En esa época hacía el noticiero de la noche entonces ya a las cinco de la tarde estaba colgada del teléfono. Pero mis chicos nunca me lo reprocharon, fueron muy generosos”, agradeció la mujer.