Presentación: Entre sueños y pesadillas
A pesar de las pesadillas mencionadas y los sueños no cumplidos, la presentación del libro sobre las memorias de Julio Bárbaro tuvo mucho humor. Como bien dijo Luis Majul, editor y anfitrión en Margen del Mundo, quienes acompañaron al autor hicieron los deberes y, tras una lectura minuciosa, el periodista Ceferino Reato y la diputada Graciela Ocaña desmenuzaron lo que más les gustó de “Entre sueños y pesadillas”.
De pie frente a un salón colmado en el multiespacio de la Chacarita, Majul dijo que Bárbaro es “una de las excepciones” en su vida, uno de los pocos políticos con los que mantiene una amistad y aún en las diferencias se reconocen por su “honestidad intelectual”.
“Personas como Julio Bárbaro han sobrevivido y van a trascender a la puta grieta. Aún en momentos muy complicados, de persecución política nunca dejó de atenderme el teléfono siendo funcionarios del kirchnerismo”, reconoció sobre el dirigente político, peronista, ex Secretario de Cultura durante el gobierno de Carlos Menem, ex diputado nacional y también ex titular del Comfer entre 2003 y 2008. Y elogió el “muy valioso” aporte que hace con su libro, las reflexiones sobre el peronismo y las “críticas valientes”.
Reato describió con su calmo estilo algunas de esas reflexiones y críticas y también el repaso por la vida de Bárbaro en forma de autobiografía en paralelo a la historia de la Argentina. Leyó algunas frases de impacto. “Nunca fui de callarme la boca dice Julio como si no lo supiéramos”, se rió el periodista autor de varios libros sobre la historia de los 70. Y provocó la risa del auditorio inmediatamente.
Remarcó a modo de ejemplo, que “hay dos o tres páginas que justifican la compra del libro, critica al gran empresario que financia Le Monde Diplomatique, hay que ser valiente para hacerlo” le reconoció lo mismo que los enojos del autor con medios de la Argentina. Alertó que hay una pregunta sin respuesta que atraviesa todo el libro: “Cómo nos volvimos un país tan decadente”.
Bárbaro, siguió Reato, recorre los 70, los 90 y el kirchnerismo, “tres momentos que nos quedaron grandes” según el autor. Y analiza “las diferencias entre Menem y Kirchner”mientras que rescata a “los militantes que mantienen sus ideales”. “Es un libro inigualable por esa gran dosis de sinceridad que tiene”, subrayó Reato antes de que la diputada nacional Graciela Ocaña tomara la palabra y destacara también lo ávida que se le hizo la lectura.
Ocaña reveló que a pesar de haber compartido parte del gobierno de Néstor Kirchner no se conocían. “Una amiga en común nos presentó y almorzamos en el Vasco Francés” admitió y también aportó otro dato: “Descubrí que habías sido taxista y que manejaste micros, no te imaginaba”. “Hizo mucho esfuerzo para ser quién es”, lo eligió mirando al público.
Luis Majul, editor y anfitrión en el multiespacio Margen del Mundo
Para Ocaña, algunos capítulos a resaltar son los que describen “una dirigencia enriquecida que generó pobreza”. La frase la leyó del libro. Y se comparó con el autor definido a sí mismo como “una persona para el psicólogo que en cada gobierno al que entró ha tenido conflictos”. En ese marco, aseveró que “muchos vieron la lealtad a sus ideas como una traición” pero él “garantizó un juego limpio para todos los medios, algo que no se le reconoció”, consideró en referencia al paso de Bárbaro por lo que fue el Comité Federal de Radiodifusión más conocido como Comfer.
Acompañado por familiares, amigos, compañeros peronistas de sus años de militancia y también por curiosos que lo siguen por lo que escribe y sus participaciones en TV, Bárbaro agradeció a quienes lo ayudaron con estas memorias y recordó que “me ofrecieron como 15 embajadas desde Alfonsín. Amo París o Roma pero para estar 30 días”, explicó.
Después de varias anécdotas divertidas se puso serio y encaró lo que llama sus pesadillas. Y los sueños que el país no cumplió. “En la Argentina la concepción de la política como un proyecto para todos es un sueño que no se concretó, un sueño despedazado”, comenzó. “Me cansé de hablar con Mauricio Macri y con Daniel Scioli, no entendí cómo de Frondizi y de Palacios caímos acá, con aficionados de la política”, se preguntó sobre el Presidente y sobre quien lo enfrentó. Lo mismo sobre un mal mayor: “La idea de la codicia de los grupos es más fuerte que el sueño de todos”.
“Me crié en un país donde no dormía gente en la calle, acá no pasaba, nos asombraba ir a Bachín y ver un chico que pedía, hasta se hizo una canción”, recordó sobre el tango con ritmo de vals con música de Astor Piazzolla y letra de Horacio Ferrer.
“Yo volvía loco a Macri preguntándole cuál es tu proyecto. Un día me mandó a Guillermo Dietrich para que me explicara que acá creemos en el fluir del mercado pero así los grandes se comen a los chicos”, cuestionó a quien definió como su amigo.
Remarcó que no se cuida la identidad nacional y la producción local y defendió a su partido: “El peronismo tiene un pedazo de culpa pero del otro lado también la hay”.
Entonces volvió a los buenos sueños que parece lo atormentan tanto como los malos. “Necesitamos un proyecto que nos permita recuperar la esperanza”, propuso, porque “hoy reina la desesperanza, la gente me para en la calle y me pregunta: ¿saldremos? Sí saldremos pero en un proyecto de todos donde nadie tiene la verdad” evaluó sobre lo que visto desde la perspectiva argentina suena más a utopía.
Como bien había dicho Ceferino Reato, no se calló nada y criticó al asesor de Cambiemos Jaime Durán Barba. “Me duele que la política argentina sea el proyecto de un asesor extranjero. Cuando el peso de los asesores es mayor que el de los sueños es porque no hay proyecto” apuntó antes de dejarse llevar por las preguntas del público.