¿De qué trata el Documental “Los valientes de Formosa” de Sandro Rojas Filártega?
Los valientes de Formosa
2013, 102′
Dirección: Sandro Rojas Filártega
Producción ejecutiva: Marcela Guerra
Fotografía: Demián Linetzky
Investigación periodística y entrevistas: Sandro Rojas Filártega
Música: Ariel Sánchez
Edición: Demián Linetzky y Fabián Passoni
Sandro Rojas Filartiga nació en Buenos Aires en 1968. realizó varias producciones relacionadas con la guerra de las Malvinas y filmó dos largos. Los valientes de Formosa (2013) y La escuelita de Famaillá (2015).
Buena parte de la producción documental argentina que refleja la violencia desatada en el país en la década del setenta ha puesto el foco en la represión ilegal o en las historia de vida de los militantes revolucionarios. Muy pocas veces se ha prestado atención a las víctimas civiles de la acción de las organizaciones insurgentes: la suya es una voz que se ha escuchado muy poco. A quien quiera señalar este hecho en la discusión política pública se lo acalla con el sambenito de estar abonando a la “teoría de los dos demonios”. En el terreno de las películas, el casi indispensable subsidio del INCAA y la restricción de lugares de exhibición limita a priori el espectro de posiciones ideológicas de las películas a realizar.
Por fuera de ese circuito, Sandro Rojas Filártiga ha dirigido dos películas que contrarían el paradigma político imperante en la Argentina desde la caída de la Dictadura y reforzado de manera explícita en los últimos doce años. En ambas los protagonistas son ciudadanos que defendieron, mientras realizaban el servicio militar obligatorio, a un gobierno constitucional: el de María Estela Martínez de Perón.
En el primero, Los valientes de Formosa, se recuerda el intento de copamiento por parte de Montoneros, en octubre de 1975, del Regimiento de Infantería de Monte 29, ubicado en la provincia de Formosa. En la acción, realizada cinco meses antes del golpe militar, fallecieron diez soldados conscriptos, un policía provincial, dos soldados profesionales, dieciséis guerrilleros y tres civiles.
Rojas Filártiga se acerca al relato de los hechos de una manera despojada, prescindiendo de bajadas de línea ostensibles. Su interés es que los protagonistas de aquel episodio puedan contar sin demasiados aditamentos estéticos (salvo la demasiado presente música de fondo) la experiencia de aquel día tremendo en que sus vidas corrieron peligro, sus compañeros caían muertos a su lado o eran heridos. Son hombres que se acercan a los sesenta años, cuya experiencia de vida tuvo una conmoción tremenda hace cuatro décadas y que ven con estupor y amargura que el sentido común de la época los asocia a la palabra “genocidas”. La película arma un relato coral de los episodios de aquel día, sobresaltado a sangre y fuego por la irrupción de un grupo montonero de aproximadamente cincuenta personas que intentó copar el regimiento. Hoy, los guerrilleros muertos en aquel combate son considerados víctimas del terrorismo de Estado y sus familiares acreedores a la indemnización correspondiente. Una ley otorgándole resarcimiento económico a los familiares de los soldados conscriptos, en cambio, fue rechazada por organismos de Derechos Humanos y definitivamente archivada. La película relata el hecho puntual sucedido en 1975 a través de sus protagonistas, informa del estado de la memoria en la actualidad y se priva de adjetivar, aunque su punto de vista sea ostensible.
Una paradoja similar es contada por Rojas Filártiga en otro largometraje: La escuelita de Manchalá. El 28 de mayo de 1975, nuevamente en pleno gobierno constitucional, un nutrido grupo de combatientes del ERP, camino a tomar la ciudad de Famaillá, toma combate contra un grupo de soldados conscriptos salteños que realizaban una acción cívica en una escuela rural. El método empleado por la película (salvo una introducción histórica recargadamente pedagógica) es el mismo de Los valientes de Formosa: los exconscriptos, hoy hombres maduros, cuentan su experiencia y lamentan la incomprensión en la que se encuentran. El monumento que se alzaba en Salta, conmemorando la acción de los soldados, fue destruido por una resolución del Consejo Deliberante de Salta, impulsada por un concejal kirchnerista.
Las películas de Sandro Rojas Filártiga no circulan por los festivales, no reciben subsidios del Instituto, no tienen estreno comercial. Son una parte del discurso público posible a la cual le resulta extremadamente difícil hacerse escuchar. Sin sus películas, el retrato de la Argentina es incompleto, sesgado, parcial.
Próximos documentales:
Sábado 7/11. 18:00 horas. Los valientes de Formosa de e Sandro Rojas Filártiga
Sábado 14/11. 18:00 horas. Copacabana de Martin Rejtman
Entrada: Gratis con la entrada a Margen del Mundo.