Se presentó en el auditorio de Margen del Mundo el nuevo libro del periodista Nicolás Wiñazki, “Fueron por todo (Historia secreta de la Argentina K)”. El autor estuvo acompañado por el periodista Luis Majul y por el actor Alfredo Casero, además de un nutrido grupo de asistentes que se acercó al lugar para participar de la actividad. “Fueron por todo”, es una extensa investigación periodística, que intentó contestar entre muchas otras, algunas de las siguientes preguntas: ¿Qué dice la carpeta de espionaje ilegal sobre Nisman que el gobierno K ordenó destruir, sin éxito? ¿Cómo fue la alocada noche de Boudou con la presidenta en Alemania mientras cerraba la compra de Ciccone? ¿Cuál es la verdadera historia detrás de la triple fuga y el tráfico de efedrina? ¿Qué confiesa Fariña en la intimidad sobre la ruta del dinero y su relación con Néstor Kirchner y Lázaro Báez? ¿Cuál es la verdad sobre la última discusión a los gritos entre Cristina y Macri?
Author: supermdm
Donato: “Tuve que reconocer el cadáver de Versace”
Veinte años después de la muerte de Gianni Versace, el chef Donato de Santis reveló que fue él quien tuvo que reconocer el cuerpo del diseñador el día que lo asesinaron en su casa de Miami, el 15 de julio de 1997. El referente de la gastronomía local fue cocinero personal del italiano en los últimos años de su vida.
El testimonio de De Santis se dio en en ciclo Leer y Comer, el programa (martes a las 20, por Canal A). Ante el periodista Alfredo Leuco, Donato contó cómo fue su peor día en la mansión del excéntrico diseñador. “Tuve que reconocer el cadáver de Gianni Versace; fui yo quién dio la noticia de su muerte a ANSA (la agencia de noticias italiana)”, aseguró.
Antes de llegar al país y convertirse en uno de los cocineros más destacados, Donato trabajo mucho en el exterior. En los años 90 atendió a las máximas figuras del mundo en la Casa Cusuarina, la mansión de estilo español propiedad de Versace.
Danato De Santis y Alfredo Leuco en la primera emisión de Leer y Comer, el programa por Canal (á).
Con el diseñador cosechó un gran vínculo en sus cinco años de trabajo, y pasó de ser el cocinero a asesor personal del magnate de la moda. Hasta que lo mataron. “Tuve que reconocer el cadáver, Donatella y Santo (los hermanos de Gianni) me llamaban para tener noticias internas y no de la prensa, organizar una visita al cadáver, la cremación, la llegada de abogados y familiares de toda parte del mundo que yo nunca había visto… Fue una experiencia brutal que me dejó una marca importante”, reveló Donato.
“Yo fui la persona que tuvo que lidiar con el periodismo de aquel momento. La familia se encerró en su propia casa y no tuvo contacto con el exterior. Fue una experiencia dura por el cambio en la familia, en la empresa y para los pocos que estábamos alrededor de ellos. Nos cambió la vida de una forma muy violenta, por los hechos y por lo que tuvimos que vivir”, dijo ahora, veinte años después de aquel momento.
Leer y Comer – El Programa
Leer y Comer – El Programa – Gatronomía
Leer y Comer – El Programa – Literatura
Arranca “Leer y Comer, el programa” por Canal (á)
Un ciclo donde personalidades de la gastronomía y la literatura compartirán una extraordinaria charla con la particularidad que será sin conductor.
En Leer y Comer, el programa hay un encuentro entre dos mundos de la cultura, en donde tendrán un factor importante en común, la emoción.
Con un trabajo de producción cuidado y una estética elaborada para generar un espacio íntimo y enriquecedor, en el cual los protagonistas disfruten, se sorprendan, como así también los espectadores.
Alfredo Leuco – Donato de Santis
Federico Andahazi – Dolli Irigoyen
Luis Majul – Fernando Trocca
Mariano Sigman – Narda Lepes
Daniel López Rosetti – German Martitegui
Florencia Canale – Osvaldo Gross
Felipe Pigna – Dante Liporace
Esteban Feune de Colombi – Francis Mallman
Fernando Iglesias – Mauro Colagreco
Ignacio Iraola – Pablo Massey
Juan Carlos Kustensoff – Ines de los Santos
Miguel Rep – Aldo Graziani
Gerardo Rozin – Tomas Kalika
Día de estreno:
Martes 20 hs
Repeticiones:
Martes 12 y 16 hs.
Miércoles a las 00 y 04 hs.
Sábados 00:30, 17 y 21:30 hs.
Domingos 04 y 19:30 hs.
Milo: “Lo que no tiene solución no es un problema”
Se emitió por Canal á una nueva sesión de Proyecto Alma con la presencia del artista plástico Milo Lockett.
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Vive y trabaja en Resistencia, su ciudad natal. Desde su taller, situado en Irigoyen 456 “B”, Milo logró crear en poco tiempo, una identidad pictórica que lo convirtió en un éxito de ventas sin precedentes.
Sus referentes se encuentran en la obra de Jorge de la Vega, Nigro, Macció y Deira.
El público de Milo Lockett abarca desde grandes coleccionistas a jóvenes empleados y profesionales que están buscando su primera obra de arte.
Dona anualmente un promedio de 40 obras para subastas a beneficio del Hospital Pediátrico de Resistencia, trabajo realizado con adolescentes dentro de un proyecto de prevención de HIV – Cruz Roja Argentina. Además, ha colaborado para UNICEF en el proyecto “Un Minuto por mis Derechos” en el 7º Encuentro de Niños y Jóvenes escultores bajo el tema “Los Monstruos de Berni y Juanito Laguna”. Ha realizado talleres masivos de pintura al aire libre en el Festival de la Triple Frontera, Paraguay, Brasil y Argentina, Chaco, Jujuy, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Buenos Aires.
¿Qué es Proyecto Alma?
Un ciclo de entrevistas, abiertas al público, a personas prestigiosas y profundas que marcan tendencia conducido por Luis Majul.
Un lugar donde van a convivir la experiencia teatral, la adrenalina que contagian las charlas TED y el cuidado por la estética, la luz, el sonido, la edición y la calidad de imagen del más sofisticado programa de televisión.
- Emite:
Jueves 20 horas
- Repite:
Viernes medianoche
Sábados 19 horas
Domingos 16 horas
Jueves 12 y 16 horas
HOY Nicolás Wiñazki presenta “Fueron por todo”
Uno de los periodistas de investigación más importantes del país, presentará su libro Fueron por todo (Historia secreta de la Argentina K) en Margen del Mundo
Consultas: info@margendelmundo.com.ar o 4857-1825
Reservas: goo.gl/3uaf57
“Historias de Amor y Recetas”
Todos los GANADORES del concurso literario
El domingo 19 de marzo en el marco de la Feria LEER y COMER se entregaron 20 diplomas a los ganadores del concurso y, además, 4 menciones especiales a aquellos trabajos que fueron destacados por el jurado de honor compuesto por Dolli Irigoyen, Federico Andahazi, Osvaldo Gross y Jorge Fernández Díaz.
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- LOS GANADORES CON SUS RECETAS SON:
– Andrés Gustavo Córdoba. “Pastel de carne”.
– Vanina Andrea Maghenzani. “Vasquitas”.
– María Cristina García Beascoechea. “Sopa galesa de puerros y Bara Brith”.
– María Antonia Guzmán. “Pan de Brócoli”.
– Adriana Basualdo. “Escalopes con salsa verde”.
– Horacio David Pacheco. “La cola que habla”.
– Silvia Julia Bisconti. “Torta de chocolate”.
– Silvana Esther Moreno. “Ministrun”.
- LOS GANADORES CON RELATOS DE AMOR SON:
– Javier Camps. “Esperanza y Ernesto”.
– Susana Ramona Cruells. Sin título.
– Laura Alicia Habib. Sin título.
– Mayra Luz Iglesias Gumán. “La hamaca paraguaya”.
– Marcelo Galliano. “A veces vuelvo a verte”.
– Juliano Oscar Ortíz. “No toque nada”.
– Patricia Inés Azcón. “Leche con café, casa de sabores”.
– Andrea Cristina Castro. “Frutas, mujeres y paisajes”.
– Lautaro Fonseca Marziali. “Apotegma”.
– Víctor Raúl Esains. “Disco rígido”.
– Viviana Autran. “Mesa para dos”.
– María Laura Burattini. “La gallina”.
- MENCIONES ESPECIALES:
– Andrés Gustavo Córdoba. “Pastel de carne”.
Todos los rostros de Walsh: a 40 años de su asesinato
¿Cuál Rodolfo Walsh? ¿El escritor de cuentos policiales de estilo inglés con que inició una promisoria carrera literaria? ¿El periodista que escribía notas de cultura y sociedad para la revista Leoplán? ¿O aquel otro periodista que revolucionó las formas de la investigación y fundó el non-fiction? ¿O el periodista militante del diario Noticias? ¿O el oficial de la organización Montoneros? ¿O el parresiasta? Walt Whitman escribía en su poema Hojas de hierba: “Yo soy inmenso, contengo multitudes”. Y así las contenía Walsh. Sin embargo, tal vez -como el Walsh periodista hubiera querido- habría que ir a la fuente para poder afirmar que, al momento de realizar tal vez su acción política más relevante -la denuncia de los crímenes de la dictadura- y que le costó la vida, Walsh se denominaba a sí mismo como escritor. Así tituló el texto: “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”. Walsh volvía a firmar con el rastro de su oficio inicial resignificado por una vida al ritmo de la vertiginosa política argentina de mitad del siglo XX.
El primer Walsh sucumbe, muchas veces, bajo el halo que impone el mito del segundo Walsh. Sin embargo, no debería perderse de vista que su pluma literaria tenía una gran potencia en la época en la que la intervención política no tenía un rol central, ni mucho menos, en una vida atravesada por la lectura y la escritura literarias. Como lector fue productivo: seleccionó los cuentos que integrarían las antologías Diez cuentos policiales argentinos y Antología del cuento extraño, libros que formaron lectores en el policial y el género fantástico y que mostraron su erudición que, quizás, competía sin saberlo (quizás sabiéndolo) con las antologías que elaboraban Bioy y Borges -también sobre el cuento policial- y ellos dos junto a Silvina Ocampo -en el clásico Antología del cuento fantástico-.
Como escritor también fue productivo y talentoso: las Variaciones en rojo, protagonizadas por Daniel Hernández -un editor que investiga casos al estilo del policial inglés, en términos de deducción lógica- son fundamentales para comprender el policial argentino. Sin embargo, debe hacerse notar que Walsh -un hombre cautivado por la literatura- ni siquiera recurría al policial noir, sino que experimentaba en el marco del policial inglés, es decir, no trataba de desentrañar el crimen inherente a la sociedad contemporánea (o capitalista, como sí hacían los autores estadounidenses que incursionaban en este género) sino que proponía una resolución intelectual de algunos crímenes. La correlación de su vida hubiera continuado de ese modo, tal vez, si no hubiera sucedido que una noche, mientras Walsh jugaba al ajedrez, alguien interrumpió su partida y pronunció estas palabras que desde entonces forman parte de la literatura, el periodismo y la historia del periodismo y la literatura -cuando no de la historia misma-: “Hay un fusilado que vive”.
A todos nos ocurre que cierto acontecimiento transforma de manera trascendental, estratégica, el rumbo que tenía nuestra vida. Los griegos tenían una palabra que definía ese momento: anagnórisis. Podía usarse cuando el “héroe” tomaba conciencia del rol que le planteaba su destino, como en una epifanía. El conocimiento que adquirió Walsh sobre el “fusilado que vivía” constituyó su anagnórisis y cambió su rutina de libros y reflexión por una de las epopeyas periodísticas más significativas de nuestra historia y que, además, fundó todo un género.
El “fusilado” había sobrevivido a los fusilamientos del basural de José León Suárez, realizados clandestina e ilegalmente por la dictadura que había derrocado al gobierno de Juan Domingo Perón cuando una rebelión militar dirigida por el general Juan José Valle intentó removerlos del poder. La represión fue arrasadora. Muchos de los conspiradores fueron asesinados sin el debido proceso. La investigación en la que se sumió Walsh lo llevó a entregar en forma de folletín los resultados de su pesquisa, que intentaba mostrar el crimen estatal y descubrir a los sobrevivientes para obtener justicia. “Yo quería que ese libro actúe”, escribiría Walsh en un prólogo posterior, lleno de desencanto, porque si el texto mostraba todo el entramado criminal y a sus responsables, la justicia no había siquiera intervenido. Este año se cumplen sesenta años de la publicación de Operación masacre, que fue publicado no por las grandes editoriales que él hubiera querido para su investigación, pero que marcó -y todavía lo sigue haciendo- al destino del periodismo argentino, que quiere que sus realizaciones actúen sobre la realidad. Fundó la non fiction, ya que con las herramientas de la literatura escribió sobre los hechos de la realidad. En 1966, el escritor estadounidense Truman Capote publicó A sangre fría, considerado fundador del género, pero en la Argentina Walsh se le había adelantado.
Su incursión en la denuncia del Estado despertó a Walsh a la vida política (antes sólo había manifestado vagas ideas nacionalistas) y de un modo radical. Viajó a la Cuba de la naciente revolución socialista, fue parte del equipo fundador de la agencia Prensa Latina, ayudó a descifrar mensajes encriptados que anunciaban el ataque contrarrevolucionario de Bahía de Cochinos, conoció a Ernest Hemingway, quien le concedió la más breve -pero más significativa- entrevista de la historia: “I’m not a yankee, you know”, le dijo el legendario escritor en ocasión de aquella invasión. Luego volvió a Buenos Aires.
Claudia Gilman en el libro Entre la pluma y el fusil indica que Walsh quizás sea la figura más cristalizada de cómo opera el mecanismo de la desintelectualización. Walsh era un intelectual: desde el campo de las ideas, intervenía planteando una posición crítica sobre la política y la sociedad, en el sentido clásico. Su progresiva incursión en la militancia política le planteó la disyuntiva -que tal vez no deba ser tal- entre la actividad intelectual y el activismo. Walsh dirigó el periódico CGT para la CGT de los Argentinos, una escisión combativa del gremialismo local que había logrado, de la mano de Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, ganar el congreso de la central gremial, pero que fue desconocido y obligó a la división. CGT fue un hecho periodístico de gran energía y Walsh allí publicó, también en forma de folletín, la investigación sobre el asesinato de Rosendo García ¿Quién mató a Rosendo?. Walsh no podía con su genio: el “quién mató a” era una fórmula para titular muchos episodios del pulp, forma del policial negro que se publicaba a precios populares en los Estados Unidos. Fue otra gran investigación que aún hoy perdura por sus métodos.
Conjugaba su rol intelectual con el talento periodístico en función de aportar a la causa de la clase obrera. Comenzó a militar en las Fuerzas Armadas Peronistas, un grupo izquierdista que quería hacer entrismo en el peronismo. Se fundieron con Montoneros. Walsh se convirtió plenamente en un militante revolucionario.
Una digresión. Muchos actuaron como él. Pero Montoneros incurría en el foquismo, que es una forma política que promueve la sustitución de la acción de la clase trabajadora por un grupo militar especializado. Luego, los Montoneros planteaban un “socialismo a largo plazo”, ya que su programa fundacional estaba atravesado por el nacionalismo burgués, que postula la conciliación de clases y la armonía del empresariado nacional con los trabajadores. Más aún, Montoneros se caracterizó por tener poca claridad ideológica pero una fuerte concepción militarista. A veces se plantea sobre Walsh la figura de la hagiografía, se lo condena a la santificación. El autor de estas líneas considera que, en su elección política en el campo de la revolución, Walsh estaba equivocado. El espíritu crítico que lo había animado en los primeros tiempos del “segundo Walsh” se desvanecía. En ocasión del proceso a Heberto Padilla, en Cuba, un poeta al que se le obligó a realizar una autocrítica por su conducta contrarrevolucionaria que emulaba las tristes autocríticas estalinistas de los Juicios de Moscú, Walsh atacó a los intelectuales que le reprocharon este acto a Fidel Castro y su gobierno.
Walsh formó parte de otras epopeyas, pero que fundan categorías discutibles. En el diario Noticias, que era financiado por los Montoneros, Walsh fue el jefe de policiales, pero como parte de su dirección, avaló no criticar en nada al gobierno de Perón luego de 1973 y ante medidas represivas de un tenor inaudito.
Walsh acataba la disciplina partidaria, conducida por un hombre como Mario Firmenich, y sólo luego de que Montoneros rompió con el gobierno, Walsh volvió al estadio crítico. Antes, dos hitos: el seguimiento de la masacre de Ezeiza, en los que actuó como un detective con un aparato radiofónico de ondas cortas para captar comunicaciones de la policía, y la genial tapa de Noticias cuando Perón murió. Una tapa que hoy se estudia, todavía, en las escuelas de periodismo, y quedará en la historia por siempre. El titular decía así: DOLOR, en letras molde, y luego: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional”. Quizás no haya una mejor tapa en toda la historia del periodismo argentino.
Publicado en: www.infobae.com