Participá del concurso “Historias y recetas de amor”


 

Concurso literario:

Historias de amor y recetas 

     

 ¿Alguna vez escribiste una historia de amor o tenés ganas de escribirla? No te pierdas esta oportunidad única.

Leé esta hermosa carta a modo de ejemplo. La escribió Franz Kafka a Milena Jesenska en abril de 1920, desde la pensión Ottoburg en Italia.

Kafka conoció a la periodista Milena, en abril de 1920, durante un viaje a Praga. Se hallaba en un café en compañía de unos amigos comunes. Durante la conversación, Milena le propuso traducir al checo dos de sus relatos. Así empezó su relación. Milena, mujer muy culta y de vivo temperamento, vivía en la Viena postimperial con su «matrimonio en lenta disolución»; Kafka, lo hacía en Praga. Sus encuentros sólo podían ser esporádicos. Las cartas ayudaron a superar la separación y se convirtieron en documentos de una pasión que fue creciendo a lo largo del tiempo que duró.

Querida señora Milena:
La lluvia, que ha durado dos días y una noche, acaba de cesar, probablemente sólo de modo provisional; sin embargo es un acontecimiento digno de celebrarse, y yo lo celebro escribiéndole. Por lo demás, la lluvia ha sido soportable, esto es el extranjero, pequeñito sin duda, pero uno se siente a gusto en él. Si mi impresión es correcta (un breve encuentro, ocasional y casi silencioso, por lo visto es inagotable en mi recuerdo), a usted también le gustaba esa Viena extranjera, que más tarde quizás se haya enturbiado debido a la situación general, pero ¿también le gusta el extranjero como tal? (Lo que, por cierto, tal vez sería, y no debe serlo, una mala señal).
Yo vivo aquí muy bien, el cuerpo mortal apenas podría soportar más cuidados, el balcón de mi habitación está inmerso en un jardín: rodeado, recubierto de florecientes arbustos (la vegetación de aquí es asombrosa; cuando en Praga, con este tiempo, casi se congelarían los charcos, delante de mi balcón se abren poco a poco las flores), pero al mismo tiempo expuesto plenamente al sol (o mejor dicho al cielo encapotado, como ocurre desde hace ya una semana). Lagartijas y pájaros, desiguales parejas, vienen a verme: ¡cómo le recomendaría este Merano! Hace poco me escribía usted que no-podía-respirar, en esa expresión están muy próximos la imagen y su significado, y aquí ambas cosas pueden ser un poco más llevaderas.

Con mis más cordiales saludos.

Suyo F. Kafka